Por Sara Fernández Liaño
Cuando nos hacemos papás y mamás aparecen dudas sobre nuestros hijos que provocan preocupaciones de todo tipo. ¿Cómo voy a alimentarlos bien?, ¿qué dibujos quiero que vean en la “tele”?, ¿a qué guardería y colegio le voy a llevar? Otras inquietudes tienen que ver más con la parte psicológica del pequeño. ¿Si llora debo cogerlo?, ¿cómo debo regañarle cuando hace algo mal?, ¿qué puedo hacer si no quiere comer la verdura?, ¿qué hago si tiene rabietas?, ¿cómo afronto sus miedos?
Antes de contestar a todas estas preguntas, es importante comprender que no existe una respuesta única y universal, que funcione para todos los casos y en todos los menores. Tampoco debemos agobiarnos si no sabemos afrontar alguna situación, eso sería lo más normal.
- Por las noches: Este momento del día es fundamental para que los niños aprendan normas básicas de comportamiento. Es importante ser firmes en las normas pero flexibles en ciertas ocasiones para conseguir una frustración justa en el niño que pueda elaborar. Por ejemplo, al mandarles a dormir es importante que sepan que no pueden quedarse a ver la película hasta el final porque se hace muy tarde, pero sí pueden quedarse 10 minutos más, ya que se han comido toda la cena y lavado rápido, y bien, los dientes.
- Mi hijo tiene miedo: Existen momentos en la etapa infantil donde tener miedos es algo normal. El miedo es un sentimiento primario que todos tenemos para prevenir un peligro. Evolutivamente consigue que podamos sobrevivir como especie. Por eso, en la etapa infantil hay miedos evolutivos como miedo a la oscuridad, a algunos animales, a la separación de los padres, etc. Estos miedos no deben ser ignorados porque el sentimiento es muy real en el niño, pero no se debe reaccionar de forma exagerada ante él. No es conveniente regañar al niño ni obligarle a enfrentarse al miedo, sin embargo normalizar ese tipo de situaciones le hace ver que no son peligrosas para él. No hay que mentirle para evitar el miedo y la cama de los padres debe ser una opción solo de juego, y no para remediar el miedo.
- En las comidas: A la hora de comer nos gusta que los niños coman de todo. A veces no es fácil conseguir que todas las comidas resulten apetitosas para los más pequeños. En estos casos una buena solución son los “contratos conductuales”. Conseguir tratos con los niños para que coman la comida suele funcionar bastante bien. Por ejemplo, no es necesario que se coma todo el plato de verduras, pero si termina la mitad del plato podrá salir a jugar. Podemos negociar con los niños y elegir un par de platos que no serán obligados a comer, y buscar otro tipo de alimentos que lleven los nutrientes necesarios que les aportarían las comidas prohibidas en la mesa. Etc.
- Como hacer que se porte bien: Hay muchas situaciones donde nos preocupamos y pedimos al niño que se porte bien. Sin embargo, la frase “pórtate bien” a veces no es entendible por los más pequeños. Estos necesitan instrucciones precisas, simples y claras, para entender bien lo que les estamos pidiendo. Si por ejemplo, estamos en una sala de espera, es mucho más eficaz pedirle al niño que esté sentado o que no hable alto a pedirle que se porte bien. Portarse bien puede tener múltiples respuestas que se difuminan en la mente del niño, pero permanecer en silencio es una orden clara, sencilla y precisa.
- Las rabietas: Los niños tienen su peculiar manera de aprender. Cuando llevan a cabo una conducta, esta tiene unas consecuencias, para bien o para mal. Cuando son bebés aprenden que al llorar, un adulto va a acudir a sus necesidades. Por supuesto esto es algo normal ya que el bebé no tiene otro tipo de posibilidades. Al crecer, los niños aprenden que llorando se consiguen las cosas, y los padres, muchas veces, les damos lo que piden para evitar la rabieta. Sin embargo, si los niños consiguen en ese momento lo que quieren, reforzaremos la rabieta y esta volverá a darse en algún momento. Es normal que las rabietas aparezcan, un niño sano debe probar todas las posibilidades que tiene a su alcance para conseguir lo que quiere. En nuestro caso, no debemos reforzar esa conducta. Lo mejor es dar alternativas al niño para que comprenda que lo que pide no es tan importante y sobre todo, que no va a conseguirlo al llorar.
Ser firmes con las normas pero flexibles con las emociones, ayuda a los niños a elaborar la frustración que provocan las reglas. No gritar ni regañar a los niños de manera enfadada es fundamental. Es importante tener paciencia y conseguir hacer tratos y pactar con los pequeños lo que quieren. Al querer que su hijo se porte bien deben darles instrucciones sencillas y concretas y alternativas a las acciones que no quieres que realice.
Ailía Psicología ha querido trasmitir en este artículo algunas pautas fundamentales a la hora de tratar con los pequeños en ciertas situaciones a veces conflictivas. Sin embargo es imposible dar respuesta y solución a cada caso en concreto. Si existen sospechas de que los menores pueden llegar a tener un problema serio de conducta acudir a un profesional infantil es siempre el mejor de los remedios.