Por Sara Fernández Liaño
El amor romántico, como lo entendemos en occidente, es un sentimiento de afecto y apego por otra persona. Además del amor romántico podemos hablar de otros tipos de amores: amor fraternal, amor a la cultura, amor platónico, etc.
Podríamos escribir largo y tendido sobre este sentimiento. Sin embargo, en este artículo, queremos centrarnos en algunos estudios psicológicos realizados al respecto y que pueden ser interesantes.
Uno de los modelos más extendidos sobre el tema, es el Modelo Tripartito de Helen Fisher. Ella afirma que, podemos entender el amor como un impulso de necesidad biológico, como el sueño o el hambre, y que son las hormonas las que lo regulan.
El modelo se compone de tres fases:
- El impulso sexual indiscriminado. Este se manifiesta en el Córtex Cingulado Anterior y es ajustado por la testosterona y estrógenos. Es un estado que compartimos con diferentes especies. Su objetivo es encontrar una pareja. Es el primer paso para conseguir una experiencia amorosa. Si el organismo no se prepara ni actúa para conocer a un futuro compañero, nuestro interés no sería suficiente, y no conseguiríamos la motivación necesaria.
- La atracción sexual selectiva. Esta es la etapa de la pasión y el enamoramiento. En ella, el interés se centra ya en la persona elegida, el amor se individualiza, y comienzan a aparecer sentimientos más complejos como la responsabilidad, el entusiasmo, ilusión, euforia, bienestar, etc. Aquí, son detectados niveles altos de feromonas, Dopamina, Norepinefrina y Serotonina en los Circuitos Cerebrales del Placer. Además, la Feniletilamina, comienza a actuar sobre el Sistema Límbico, funcionando como estimulante y antidepresivo, convirtiendo al amor tan adictivo. Esta es una etapa que dura entre un año y medio y tres años. Para conseguir relaciones a largo plazo es necesaria una tercera etapa.
- El apego o cariño. La continuidad del vínculo amoroso se estabiliza aquí y puede prologarse toda la vida. Se configura un lazo afectivo de larga duración regulado en Los Circuitos del Placer por sustancias como la Oxitocina y la Vasopresina. Gracias a estas, se experimentan sentimientos de cariño, ternura, afecto, aprecio, intimidad, compromiso, comprensión, etc. Y el organismo se prepara y enfrenta a retos como la crianza de los hijos, las renuncias a deseos, los esfuerzos, sacrificios, etc.
Es el avance y la harmonía entre las etapas las que configuran un amor completo, y hacen que sean posibles las relaciones de pareja y la propagación de la especie. Sin embargo, fue Robert J. Sternberg, el que en 1986 da un sentido más psicológico al amor e impulsa su Teoría Triangulada del Amor.
Sternberg retoma las tres etapas del amor de Helen Fisher y las analiza como componentes diferenciados del amor. “La Pasión” como estado intenso de deseo y unión con el otro; “La Intimidad” como periodo que promueve el acercamiento, conexión y vínculo con el otro; y “El Compromiso”, decisión de mantener esa relación en los buenos y malos momentos. La combinación de estos estados puede llevar a variados tipos de amor. El amor romántico, amor vacío, amor sociable, amor consumado, etc.
Después de sintetizar las diferentes ideas que se han escrito sobre el amor, es fácil entender que existe un componente biológico que hace que busquemos a una persona afín a nosotros y que, si resulta que esos lazos se hacen fuertes y sólidos, podemos desarrollar una relación íntima, para compartir nuestra vida y aumentar la familia.
Comprender este sustrato biológico es la base para seguir haciéndonos preguntas tan interesantes como ¿Por qué me enamoro de unas personas y no de otras? o ¿Qué hace que el amor perdure o acabe?
Es la sociedad la que, a través de los años, ha decidido que agruparse en familias es la mejor manera de vivir en comunidad, y esas familias se forman a partir del amor. Desde la pubertad, los individuos solemos buscar a esa otra persona que comparta nuestras vidas, y a veces no es fácil. Nuestras características de inteligencia y personalidad conforman un componente fundamental a la hora de encontrar compañero.
La famosa frase “los polos opuestos se atraen” no está del todo contrastada científicamente. Parece que es más fácil conseguir una buena y estable relación de pareja si la persona elegida es afín a nosotros.
Configurar una relación sentimental saludable es fundamental a la hora de conseguir ser felices, y eso se relaciona mucho con el “tipo de amor” que conformemos en la relación. También es importante tener en cuenta las teorías de Ficher y Sternberg para ser conscientes de que no en todas las fases de amor se experimentan las mismas sensaciones, y que hay que saber disfrutar y vivir cada etapa con sus beneficios y perjuicios.
Es el amor el sentimiento humano más ansiado y querido por las personas, y conocerlo mejor puede ayudarnos a comprender más a nuestra pareja y a nosotros mismos.